RETORNOS DEL AMOR RECIÉN APARECIDO
⊆ 15:31 by J.A. | María Ferrer . | ˜ 2 comentarios »
Cuando tú apareciste,
penaba yo en la entraña más profunda
de una cueva sin aire y sin salida.
Braceaba en lo oscuro, agonizando,
oyendo un estertor que aleteaba
como el latir de un ave imperceptible.
Sobre mí derramaste tus cabellos
y ascendí al sol y vi que eran la aurora
cubriendo un alto mar en primavera.
Fue como si llegara al más hermoso
puerto del mediodía. Se anegaban
en ti los más lucidos paisajes:
claros, agudos montes coronados
de nieve rosa, fuentes escondidas
en el rizado umbroso de los bosques.
Yo aprendí a descansar sobre tus hombros
y a descender por ríos y laderas,
a entrelazarme en las tendidas ramas
y a hacer del sueño mi más dulce muerte.
Arcos me abriste y mis floridos años
recién subidos a la luz, yacieron
bajo el amor de tu apretada sombra,
sacando el corazón al viento libre
y ajustándolo al verde son del tuyo.
Ya iba a dormir, ya a despertar sabiendo
que no penaba en una cueva oscura,
braceando sin aire y sin salida.
Porque habías, al fin, aparecido.
Rafael Alberti
29 de febrero de 2008, 22:11 Es importante ese momento que te das cuenta que cuando te falla un brazo, una pierna o la cabeza hay alguien que pone la frialdad y el amor para hacérlos recuperar. Me encanta ese corazón que tú has puesto con latir luminoso, y aún siendo pequeño, hace cálida la oscuridad profunda con su amor. María, fotazo. Siempre se fotografían velas pero no con un trasfondo y una visión tan especial.
1 de marzo de 2008, 15:26 Una foto llena de paz y tranquilidad. Preciosa simbología.